Por el Camino de las Aguas

 

El Camino de las Aguas es la gran arteria del barrio de Prosperidad, o la “Prospe”, como coloquialmente dicen los vecinos, y al pasear por él hacia el Tormes lo hago por una parte de mi infancia. Apenas queda alguna de aquellas casas de una planta, algunas con corral y pozo, que conocía y que tienen hoy categoría de reliquias, como los restos de la vieja fuente del Camino de las Aguas en la que echaba horas el vecindario hablando de sus cosas y se jugaba a la rana, o el edificio industrial que albergaba las máquinas que impulsaban el agua desde su toma en el Tormes hasta el depósito situado en lo alto de la calle. Depósito de Cuatro Caminos, por estar situado en un cruce de calles que llevaban al barrio del Rollo, a La Alamedilla, al Paseo de San Antonio y el centro de la Ciudad, y al río. El depósito se alzó sobre los aljibes que hoy acogen el Museo del Comercio de Salamanca y fue derribado en 2002, coincidiendo con el año de la Capitalidad Europea de la Cultura. No llegó a cumplir cien años, sólo ochenta y ocho, pero su existencia hizo posible la llegada de agua con presión a muchos grifos salmantinos. Ahí estuvieron también el modesto parque de bomberos de Salamanca, la sede de la Banda Municipal o el vehículo con grúa de la Policía Municipal y los vehículos que retiraba, coincidiendo con la entrada de la Zona Azul en Salamanca.

Hasta los aljibes llegaba el agua del Tormes, impulsada con bombas, por el Camino de las Aguas, uno de esos nombres del callejero que no habría que tocar nunca. La casa de las bombas existe y es otra reliquia de la “Prospe”, como lo es el escudo en piedra casi oculto que hay a la entrada de La Aldehuela, que se bautizó como monumento a la Piedra de Villamayor. Lo talló Severiano Grande y fue inaugurado en 1972, coincidiendo con el mejor momento de la playa de La Aldehuela, que poco después, en el verano de 1975, colisionaría con la toma de aguas donde comenzaba el Camino de las Aguas. El baño veraniego de los salmantinos contaminaba en exceso el agua que después salía por los grifos y fue prohibido por las autoridades. La creación de la playa de La Aldehuela en 1971 por parte del Ayuntamiento de Pablo Beltrán de Heredia es uno de los muchos episodios que dan forma a la historia de La Aldehuela o Aldehuela de los Guzmanes, a la que quizá se refería Meléndez Valdés, poeta, político y jurista, además de estudiante salmantino, en aquella carta a su amigo José Cadalso en la que hablaba de “la gran borrachera del Lunes de Aguas” protagonizada por corderos de Pascua cuando decía: “A mi alameda amada/ que el árabe Aldehuela/ y aún nuestro vulgo llama”.

Los álamos dieron paso a los chopos, y los corderos de Pascua a los hornazos, y si el Lunes de Aguas no es lo que era, sí continúa siendo una fiesta en toda regla, con escenario en La Aldehuela, entre otros lugares, casi siempre cercanos al Tormes. Hoy, algunos continúan acercándose a La Aldehuela buscando algo de arena en la que extender la toalla en verano y tomar el sol, y hay quien mete los pies en el agua, pero no más. Las autoridades desaconsejan el baño en el Tormes capitalino sin que quede claro si es por la calidad de las aguas, la proximidad a la toma de éstas, la falta de vigilancia o por seguridad, porque el Tormes, como todos los ríos, se cobran sus víctimas. Su historia incluye tragedias colectivas, como la famosa Riada de San Policarpo, e individuales, en ocasiones intencionadas en forma de suicidios u homicidios, especialmente de recién nacidos, y otras de forma accidental, por imprudencias o accidentes. Quizá el suicidio más sonado haya sido el de Manuel Villar y Macías, el gran historiador de Salamanca, en 1891.

El añorado profesor Conrad Kent en su libro “El perfil de Salamanca” (2005) publicó una vista aérea de autor desconocido, tomada desde un globo aerostático, en la que se ven con nitidez la toma de aguas, la casa de máquinas y el Camino de las Aguas. Un camino de verdad y no la calle que es en nuestros días. No hay prácticamente nada entre el Camino de las Aguas y el Paseo de Canalejas, es decir, no existe la “Prospe” ni las huertas que con los años ocuparían el espacio del barrio más próximo al río, aunque sí están –como hoy—las huertas cercanas a La Aldehuela, al lado de la conocida venta de Chan.

El Camino de las Aguas se ve como camino en cuyo subsuelo estaba la tubería que trasladaba el agua al depósito.

Vista desde lo alto de una playaEl contenido generado por IA puede ser incorrecto.


 Salamanca 25 febrero 2025

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