La Aldehuela, chopos y arena (1960-1970)
Chopos y arena (1960-1970)
En la búsqueda de la historia de La Aldehuela de hoy,
hallo en la Hemeroteca que el viernes 14 de julio de 1961 LA GACETA informa del
pleno municipal celebrado la víspera en el Ayuntamiento, presidido por Miguel
Cruz Hernández, alcalde, que escucha con atención el dictamen de la Comisión de
Hacienda sobre la instalación y explotación de la playa municipal en el río
Tormes, comenzando con un oficio del jefe provincial de Sanidad según el cual
“no consideramos desde el punto de vista sanitario el emplazamiento de dicha
playa en citado lugar dada la proximidad a la estación depuradora como el más
adecuado para el citado fin”. Sobre todo, si se toma en cuenta, según el
oficio, que el domingo anterior al pleno se calculó la presencia en el lugar
previsto de más de dos mil personas, naturalmente bañándose.
Al oficio respondió en el propio pleno el alcalde
recordando que “desde época inmemorial se viene bañando allí todo el mundo y en
cualquier lugar de las orillas del Tormes, sin ninguna vigilancia e incluso a
menos de cien metros de la toma de agua de la estación depuradora”. Recordó
también que, desde hacía más de un año, el Ayuntamiento venía estudiando “un
modesto proyecto” que permitiese el control máximo de los bañistas a más de mil
metros de distancia de la toma y con un mínimo de servicios a disposición. El
plan es, según el alcalde, instalar una modesta playa aproximadamente a 1.300
metros de la toma de agua, lugar, añade, que ha sido desbrozado y en el que
anuncia que se instalarán unos servicios controlados por la Corporación.
El asunto quedó sobre la mesa, informa el periódico.
Los columnistas del periódico, entusiastas de la idea
municipal, frustrados, hablaban de la “nonnata playa del Tormes” y que debería
llevar muchos decenios en pleno funcionamiento, con accesos fáciles, con
servicios útiles para una parte considerable del vecindario”. Pero la falta de
recursos la había hecho imposible, a pesar de su “interés higiénico y
sanitario”.
Un año más tarde, el 13 de julio de 1962, el mismo
diario en sus páginas da cuenta de la reforma de La Aldehuela de los Guzmanes,
avanzando que el predio municipal de La Aldehuela de los Guzmanes sería
convertido en un gran parque natural, según había presentado el concejal
delegado de parques y jardines Antonio Aniceto al pleno. La información contaba
que el concejal propuso a la Corporación que estudiase con todo detalle y en
sucesivas etapas el asunto para llegar a la que llamaba “gran meta": “el
parque que Salamanca necesita y que ya tiene, pero en bruto”.
Según la propuesta, se comenzaría con una intensa
repoblación forestal en la zona sin arrendatario y desde ahí completar los
761.000 metros cuadrados de La Aldehuela. La intervención continuó detallando
los tipos de árboles, los metros cuadrados destinados a paseos y zona de juegos
infantiles, etc… Explicó también el concejal que las nuevas plantaciones
podrían salir gratis al Ayuntamiento si se consorciaba con el Distrito Forestal
o la Confederación Hidrográfica del Duero. Y para estudiar todo ello se nombró
una comisión compuesta por el propio concejal proponente, el señor Madruga
Tato, y los ingenieros García Zaragoza y Estella Escudero.
La crónica del periódico asegura que el pleno tomó con
todo calor la moción del entusiasta concejal delegado de Parques y Jardines, y
añadía que “La ciudad espera con verdadera impaciencia los trabajos de esta
comisión, que pueden culminar en un enorme éxito. Es lo que deseamos”.
LA GACETA venía apoyando desde hacía tiempo algo
parecido, lo que explica el entusiasmo que late en cada una de las líneas del
texto o los elogios al concejal que propuso la idea pocas horas después en la
sección “La Ciudad Hoy”, donde su autor, Francisco Bravo, ensalza a su amigo y
concejal, al tiempo que recuerda que La Aldehuela fue adquirida por Miguel
Iscar Peyra allá por el año 1930 para la ciudad asegurando la calidad del
abastecimiento de agua, que se tomaba en sus inmediaciones.
La insistencia del concejal, por un lado, y del
periodista por otro, se plasman de nuevo en una información de La Aldehuela en
LA GACETA del 14 de julio de 1962: “la persistente labor de don Antonio Aniceto
Galán en pro de una política de arbolado y jardinería ha dado ya espléndido
resultados”, en referencia a La Alamedilla, añadiendo que el concejal “quiere
culminar sus desvelos vegetales con la iniciación de los trabajos para
convertir la posesión municipal de La Aldehuela en un parque para uso y
disfrute de un pueblo que tiene rio y terrenos junto a él, y sin embargo no
posee ni playa ni arbolado”.
El texto se acompañaba de una fotografía de terrenos
de La Aldehuela que describe como feos y desnudos de toda instalación.
Hubo acuerdo entre el Ayuntamiento de Salamanca y la
Confederación Hidrográfica del Duero, que dio lugar a la repoblación de La
Aldehuela. En concreto, se hablaba de una “copiosa plantación de chopos”,
dirigida por un capataz de la CHD. Antes de esa plantación sería precisa la
extracción de los tocones de viejas plantaciones, trazando a continuación
caminos, glorietas y paseos, y también era preciso crear pozos; y con todo ello
y seis años “los salmantinos tendrán ya un verdadero parque, que,
progresivamente irán aumentando hasta ocupar la totalidad de La Aldehuela de
los Guzmanes, según una información de febrero de 1963 en LA GACETA, que no
descartaba la playa, “que se construirá una vez que el agua potable llegue a la
ciudad por el canal en estudio”.
La zona de plantación se conocía y conoce como Baldío
de La Aldehuela, con una superficie de doce hectáreas. Entre lo plantado aquí y
en el resto de La Aldehuela podría alcanzarse la cifra de un millón de chopos,
cuya madera sería susceptible de aprovecharse, lo cual eran dineros para el
municipio.
Antes de que comenzasen los trabajos de plantación, La
Operación Aldehuela, LA GACETA quiso dejar constancia el 7 de marzo de 1963 de
lo que había hasta ese momento en el Baldío.
En la sección “La ciudad hoy” se elogia el proyecto
que denomina “parque natural de La Aldehuela” al que ve como “pulmón para
nuestro burgo” si bien se advierte que quedará un poco a trasmano, algo que las
comunicaciones solventarán, afirma. Nada se dice de la playa, pero sí se evocan
las plantaciones realizadas dos años atrás –unos centenares de chopos—muy cerca
de la orilla del río, a la vera de lo que fueron las galerías filtrantes que
“potabilizaban” el agua de la época.
El tiempo pasa, los chopos crecen y el vecindario
continúa ocupando el arenal de La Aldehuela en verano, antes incluso, en cuanto
aparecía el sol y calentaba un poco. Había que aprovechar que el río tenía
caudal.
Dos años más tarde, los resultados de la plantación
eran evidentes y protagonizaban informaciones gráficas en LA GACETA, que seguía
reclamando una zona de baño adecuada para los salmantinos con el visto bueno de
la Jefatura Provincial de Sanidad, que no veía con buenos ojos aquellos baños
cerca de la toma de aguas de Salamanca.
En 1965 los salmantinos miramos a Valladolid para echar de menos algo. En
aquel caso era una piscina junto al Tormes, que se reivindicaba en la prensa,
como aquella playa de principios de década, igual a la que los vallisoletanos
iban a tener junto a su Pisuerga. El BOE del 4 de marzo de 1965 publicaba la autorización
para que el Ayuntamiento de Valladolid construyese una playa en el rio
Pisuerga. Un proyecto con su presupuesto y planos realizados por un ingeniero
de caminos y el arquitecto municipal. Un proyecto que al cronista de “La ciudad
hoy” le parecía un poco artificial para quienes, como él, eran veteranos del
Cabildo, esa zona de baño tormesina cercana a los dominios de Mirat y donde,
tiempo atrás, se quiso establecer, por cierto, un balneario.
La prensa seguía viendo crecer los chopos de La Aldehuela. Haciendo historia
y planes económicos. Porque las cuarenta hectáreas plantadas de chopos fruto de
aquel acuerdo del año 1962 darían dinero allá por 1974. Cien duros cada tronco,
según los cálculos de Alfonso Hortal, que afirmaba que el “dinero no está
lejos”. Pero no era chopo todo lo que relucía porque también La Aldehuela acogía
el vivero municipal, que suministraba plantas a los jardines de la ciudad a
pesar del motor de gasolina que le abastecía de agua y fallaba con bastante
frecuencia, incluso en presencia de las autoridades vegetales del municipio.
Con el año 1970 a alcance de la mano, los salmantinos pueden elegir para
bañarse las piscinas del Regio, Las Torres o las del Campo de Tiro, y las
playas tormesinas, a pesar de los riesgos. En un reportaje de verano un bañista
del Tormes critica al Ayuntamiento por la falta de medios de salvamento: “El
Ayuntamiento anda jugando con la legalidad y la ilegalidad. Por lo visto está
prohibido que nos bañemos aquí…, pero nos bañamos. Autoriza la instalación de
puestos, pero no hace nada para señalizar los peligros y colocar vigilantes”. Por
cierto, La Aldehuela le parecía algún entrevistado lejana y por eso prefería
bañarse entre el Puente Romano y el Puente Nuevo (Enrique Estevan), que también
contaba con merenderos. La crónica desprende la idea de que el Tormes, en
verano, se encontraba masificado, algo que no tengo presente en mi memoria.
Nunca vi el arenal de La Aldehuela llena de bañistas como una playa
mediterránea ni tampoco las proximidades del Puente Nuevo, y al ver hoy en la
colección de LA GACETA las plantaciones de chopos me admiro de su recortada
altura porque a mí, entonces, me parecían enormes y formaban una chopera
sombría, sin final y un poco sobrecogedora.
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